Los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días adoran en centros de reuniones por todo el mundo y los visitantes siempre son bienvenidos a participar.

Dependiendo del tamaño de la congregación y de otras circunstancias, estos centros de reuniones pueden variar desde un gran edificio religioso de ladrillo a un local alquilado. En cualquier caso, es en estos centros donde las personas se reúnen regularmente para los servicios de adoración dominicales, clases, actividades sociales, y más. Si te interesa adorar con nosotros, los misioneros pueden ayudarte a encontrar tu congregación más cercana.

Los templos se apartan del mundo cotidiano como lugares sagrados, santos, donde llevamos a cabo las ordenanzas que nos unen a Dios y a nuestras familias por la eternidad. Son lugares de profunda reverencia donde los Santos de los Últimos Días, que se han preparado para la adoración en el templo, se alejan de distracciones como teléfonos móviles y conversaciones informales para centrarse en Dios y en Su Hijo, Jesucristo.

Cuando se construyen los templos por primera vez o cuando han pasado por renovaciones extensas, se llevan a cabo programas de puertas abiertas para que el público pueda verlos por dentro. Una vez dedicado un templo para uso sagrado, solo se abre a los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días que se han preparado para la experiencia. Aún así, muchos templos dedicados tienen hermosos jardines e incluso centros de visitantes abiertos al público.

Jesucristo enseñó que el bautismo es necesario para entrar en el reino de los cielos (véase Juan 3:1–13); sin embargo, ¿qué ocurre con las personas que mueren sin haber sido bautizadas o sin siquiera haber oído hablar de Jesucristo? ¿Cómo pueden ellos ser salvos?

Afortunadamente, Dios es amoroso y ha provisto una manera para que todas las personas puedan recibir todas Sus bendiciones, incluso después de la muerte. En el templo se efectúan bautismos y otras ordenanzas esenciales por aquellos que han muerto sin haber tenido la oportunidad de efectuarlas. El apóstol Pablo habló de esta práctica en la Biblia (véase 1 Corintios 15:29) y los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días la continúan en los templos en la actualidad.

Así es cómo se lleva a cabo: los Santos de los Últimos Días estudian su historia familiar para encontrar nombres de personas que han muerto sin haber sido bautizadas. Luego, los miembros se bautizan en nombre de esos antepasados en el templo. Este acto de servicio por otras personas se presta con amor y, como la vida continúa después de la muerte, aquellos que han muerto están al corriente de las ordenanzas y pueden elegir si las aceptan o no.

Las familias son fundamentales en el plan de Dios para nuestra felicidad, y el matrimonio se ha diseñado para durar más allá de la muerte. En el templo, el esposo y la esposa se unen para siempre. Esta ceremonia de casamiento se llama “sellamiento” en el templo, porque la pareja se une, o sella, por esta vida y por la eternidad. Los hijos también pueden ser sellados a sus padres por la eternidad en el templo.

Durante la ceremonia de sellamiento en el templo, la novia y el novio prometen honrarse y amarse completamente el uno al otro y se comprometen a seguir las enseñanzas y el ejemplo de Jesucristo. A cambio, se les promete que su matrimonio y su familia perdurarán en la vida venidera.

En ocasiones, una novia y un novio se casan legalmente en el templo como parte de su ceremonia de sellamiento. Es frecuente que, a continuación, celebren una recepción de boda u otra celebración tradicional con amigos y familiares en otra ubicación. En otras circunstancias, una pareja de esposos y los hijos que puedan tener se sellan juntos en el templo como una familia eterna.