¿Cómo puedo perdonarme a mí mismo?
A veces, seguimos siendo duros con nosotros mismos mucho después de que Dios nos ha perdonado.
Jesús ya sufrió por nuestros pecados
Jesús sufrió por tus pecados en el Jardín de Getsemaní y en la cruz. Cuando hacemos algo malo, podemos arrepentirnos y volver a ser limpios gracias al sacrificio de Jesús. Perdonarnos a nosotros mismos es un acto de fe en Él.
“Porque he aquí, yo, Dios, he padecido estas cosas por todos, para que no padezcan, si se arrepienten” Doctrina y Convenios 19:16
Eso no significa que podamos hacer lo que queramos, porque Jesús ya se ocupó de ello; pero sí significa que debemos tener fe y seguir adelante con nuestra vida, una vez que nos hayamos arrepentido. No debemos estancarnos en los errores del pasado.
La culpa puede debilitar nuestra relación con Dios
Si seguimos permitiendo que la culpa nos afecte después de arrepentirnos y recibir el perdón, en realidad podemos distanciarnos de Dios.
A veces tenemos la idea de que Dios no quiere hablarnos o que somos indignos de orar. Eso no es verdad. Dios ama a todos Sus hijos y está perfectamente dispuesto a perdonarnos cuando nos arrepentimos sinceramente. Cuando Dios perdona, es como si el pecado nunca hubiera ocurrido.
“Mas cuantas veces se arrepentían y pedían perdón, con verdadera intención, se les perdonaba”. —Moroni 6:8
Es importante entender que el diablo “busca que todos los hombres sean miserables como él” (2 Nefi 2:27). La tristeza que proviene de la culpa obstaculiza nuestra capacidad de sentir el Espíritu. Dios desea que experimentemos gozo al arrepentirnos de nuestros pecados y seguir a Jesucristo.
Aprende a dejarlo atrás y a seguir adelante
Un profeta del Libro de Mormón, llamado Enós, escribió acerca de su experiencia de cuando pidió perdón a Dios. Oró todo el día y toda la noche, y oyó una voz que decía: “Enós, tus pecados te son perdonados, y serás bendecido” (véase Enós 1:5). La belleza de esta historia es la forma en que Enós reaccionó. “Y yo, Enós, sabía que Dios no podía mentir; por tanto, mi culpa fue expurgada” (Enós 1:6).
Enós no continuó pensando en sus errores. En vez de ello, inmediatamente comenzó a orar por el bienestar de otras personas. Pasó de pensar en sí mismo a pensar en los demás. Toma muy en serio el ejemplo de Enós y aprende a avanzar rápidamente después de haberte arrepentido.
Perdonarse a sí mismo es saludable
Perdonarse a sí mismo es un concepto respaldado por profesionales médicos y de la salud mental. Aunque a menudo se considera una doctrina religiosa, la investigación científica respalda los beneficios del perdonarse a sí mismo.
Andrea Brandt, doctora en Filosofía, y terapeuta matrimonial y familiar, dijo: “Reconoce que no todo el mundo es lo suficientemente consciente de sí mismo, o empático como para admitir que ha hecho algo mal. Aprecia que eres el tipo de persona que puede reconocer tus fallas y errores, y decir: ‘Hice esto; yo soy el responsable’. Has hecho algo mal, sí, pero en el fondo, eres una buena persona” (“When Forgiving Yourself Is the Hardest Kind of Forgiveness”, Psychology Today, 2 de octubre de 2017, psychologytoday.com).
En esencia, ella dice que sentir pesar es un buen indicador de nuestro carácter. Sin embargo, se apresura a señalar que “ningún beneficio o bien puede provenir de mantenerse atrapado en el patrón de un autocastigo desalentador. Castigarse a sí mismo no le sirve a nadie. Para servir a los demás y mejorar tu propia vida, debes perdonarte a ti mismo”.
Si deseas aprender más sobre el perdón y la función de Jesucristo, te invitamos a reunirte con representantes de la Iglesia.