El amor de Dios
Dios es nuestro amoroso Padre Celestial y ama a Sus hijos de manera perfecta, incluyéndote a ti. Nos amó antes de que nosotros lo amáramos a Él y la evidencia de Su amor por ti está en todas partes.
Eres un hijo o una hija de Dios
Eres “linaje de Dios” (Hechos 17:29). Él es el Padre de tu espíritu. Él desea tener una relación especial contigo. Como hijo o hija de Dios, tu potencial es infinito.
Dios te conoce
Dios te conoce personalmente. Jesús enseñó que Dios el Padre vela por todas Sus creaciones; un pajarillo no puede caer a tierra sin que el Padre lo sepa (véase Mateo 10:29). Y en cuanto a ti: “Y vuestros cabellos están todos contados. Así que no temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos” (Mateo 10:30–31).
Dios te ama
Dios desea ayudar a Sus hijos a ser felices. Él te ha bendecido con muchas cosas. Te ama, cuida de ti y desea comunicarse contigo por medio de la oración. Jesús ha prometido: “Vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le piden” (Mateo 7:11).
Cómo muestra Dios Su amor
Explora las maneras en que Dios puede mostrar Su amor por ti en tu vida.
Sentir el amor de Dios
Busca la paz
En un mundo caótico, algo tan sutil y sagrado como el amor de Dios puede ser difícil de reconocer. El amor de Dios es más fácil de encontrar cuando creamos momentos para buscarlo.
Ora
Dios es nuestro amoroso Padre en los cielos que ama a Sus hijos y desea saber de nosotros. Podemos orar para pedir ayuda en nuestra vida y podemos orar para sentir Su amor. Si le pides a Dios que te permita sentir Su amor por ti y eres paciente para recibir la respuesta, esta llegará.
Muestra amor a los demás
La Biblia enseña que cuando vivimos en paz unos con otros, podemos sentir el amor que Dios nos tiene. Al amar y servir a los demás, sentiremos el amor que buscamos de Dios.
Aprender acerca de Su amor
Podemos aprender acerca del amor de Dios al estudiar Su palabra. Al leer la Biblia y el Libro de Mormón, aprendemos que, a lo largo de la historia, Dios nunca ha dejado de amar a Su pueblo. Esto puede ayudarnos a reconocer el amor de Dios en nuestra propia vida.