La Iglesia de Jesucristo restaurada

Después de la muerte de los apóstoles de Jesús, Su Iglesia original se desvió y la autoridad del sacerdocio de Dios se perdió. En 1820, Dios y Jesús llamaron a un nuevo profeta para restaurar la Iglesia verdadera. Su nombre era José Smith.

Una columna de luz brilla desde el cielo sobre José Smith durante un acontecimiento al que se le conoce como la Primera Visión.

Jesús escogió apóstoles y profetas para dirigir Su Iglesia

Cuando Jesús estuvo en la tierra, llamó a doce apóstoles y les dio autoridad para predicar, bautizar y dirigir a Su pueblo. Después de que Jesús ascendió al cielo, los apóstoles continuaron recibiendo Su guía por medio del Espíritu Santo. Trabajaron para establecer iglesias en las antiguas ciudades de Roma, Grecia y más allá, pero se afanaban constantemente por mantener el orden entre los nuevos conversos cristianos.

“Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos con los santos, y miembros de la familia de Dios; edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo” (Efesios 2:19-20).

La Iglesia de Jesús fue rechazada, modificada y, finalmente, perdida

Conforme iba creciendo la Iglesia, los apóstoles enfrentaron disensión entre los creyentes, además de una dura oposición de los no creyentes. Muchos apóstoles murieron como mártires y las personas no estaban de acuerdo en cuanto al significado de las enseñanzas de Jesús. La gente comenzó a formar diferentes iglesias sin tener la autoridad de Dios para hacerlo. Estas iglesias se apartaron de la Iglesia original de Jesucristo.

Como resultado, el cristianismo experimentó una apostasía generalizada, o un distanciamiento de las creencias religiosas fundamentales. Se perdió la autoridad del sacerdocio, o la autoridad de Dios para actuar en Su nombre; los principios puros se corrompieron y las verdades básicas del Evangelio se diseminaron entre las iglesias.

Los reformadores intentaron traer de vuelta la Iglesia

En el siglo XVI, reformadores como Martín Lutero y Juan Calvino reconocieron el estado caído del cristianismo. Querían devolver a la iglesia cristiana a su estado anterior para alinearse más estrechamente con las enseñanzas bíblicas.

Sin embargo, no era suficiente que la Iglesia original de Jesucristo simplemente fuera “reformada”. Ciertos principios y verdades, junto con la autoridad del sacerdocio para actuar en el nombre de Dios, se habían perdido hacía mucho tiempo. La Iglesia de Jesucristo en su totalidad tendría que ser traída de regreso, restablecida, o en otras palabras, restaurada.

La Iglesia de Jesús fue restaurada

En 1820, Dios y Jesús llamaron a un nuevo profeta para restaurar la Iglesia verdadera. Su nombre era José Smith. José creció como un humilde granjero en Palmyra, Nueva York. Muchas iglesias y predicadores competían por los conversos en aquella región. José no sabía a qué iglesia debía unirse, porque todas enseñaban cosas diferentes. Encontró un versículo en la Biblia que dice que, cuando una persona tiene preguntas, debe preguntar a Dios, y que Él contestará.

Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, quien da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dadaSantiago 1:5.

José se decidió a orar. Fue a un lugar apartado en el bosque y se arrodilló, preguntando humildemente a Dios en oración a qué iglesia debía unirse. Dios y Jesús se presentaron a él en una visión. Posteriormente, José describió así esa experiencia sagrada:

“Vi una columna de luz, más brillante que el sol, directamente arriba de mi cabeza; y esta luz gradualmente descendió hasta descansar sobre mí… Al reposar sobre mí la luz, vi en el aire arriba de mí a dos Personajes, cuyo fulgor y gloria no admiten descripción. Uno de ellos me habló, llamándome por mi nombre, y dijo, señalando al otro: Este es mi Hijo Amado: ¡Escúchalo!” (José Smith—Historia 1:16–17)

Dios el Padre y Su Hijo Jesucristo le dijeron a José que no se uniera a ninguna de las iglesias que había. Dijeron que, por medio de él, Jesús finalmente restauraría Su Iglesia original. José Smith llegaría a ser un profeta, tal como los profetas bíblicos de la antigüedad. Con el tiempo, se le otorgó la importante autoridad del sacerdocio que se había perdido y, con ella, el poder para bautizar, para sanar a los enfermos y para llamar apóstoles y otros líderes. La Iglesia restaurada fue organizada oficialmente el 6 de abril de 1830.

La función de El Libro de Mormón en la Restauración de la Iglesia de Jesús

Cuando Jesús restableció Su Iglesia, sacó a luz un registro antiguo que fue traducido por José Smith. Se le conoce como El Libro de Mormón: Otro Testamento de Jesucristo, que apoya y aclara la Biblia, asegurando que las enseñanzas de Jesucristo permanezcan puras y correctas. Puedes llegar a saber que El Libro de Mormón, al igual que la Biblia, es la palabra de Dios al leerlo y orar para saber si es verdadero. Si Dios responde que es verdad, sabrás que José Smith fue un profeta y que has encontrado la verdadera Iglesia de Jesús.

Jesucristo dirige Su Iglesia hoy

La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días es la iglesia restaurada de Jesucristo. Jesús está a la cabeza de Su Iglesia, y nos guía hacia Dios por medio de un profeta moderno.

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