Nuestra gente y nuestros programas
La Iglesia no es solo un lugar donde adorar a Dios; es también un lugar donde servirle.
Una comunidad de servicio y amor
Una de las mejores maneras de servir a Dios es cuidando de las personas que nos rodean. Eso podría significar llevar una comida caliente a alguien que lo necesite o simplemente ser un buen amigo. Los miembros de la Iglesia también desempeñan voluntariamente funciones específicas en su congregación, tales como enseñar en la Escuela Dominical, interpretar música, organizar actividades o trabajar en la obra misional.
Nuestras congregaciones, denominadas barrios o ramas, se componen de miembros de la Iglesia que viven en vecindarios adyacentes. Tu barrio puede llegar a ser, en cierta forma, una extensión de tu familia. Es posible que incluso hayas oído a los miembros de nuestra Iglesia llamarse “hermano” o “hermana” unos a otros.
Ministrar
La ministración es un programa concebido para asegurarse de que cada miembro de la Iglesia tenga un amigo en quien apoyarse en momentos de necesidad. Tanto a los jóvenes como a los adultos se les pide que cuiden y entablen amistad con personas y familias concretas. Ministrar nos ayuda a seguir el ejemplo de Jesús de amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Nos visitamos, oramos y nos consolamos los unos a los otros.
La noche de hogar
Debido a que las familias son tan importantes, los Santos de los Últimos Días reservan una noche a la semana para tener una noche de hogar. Ellos pasan tiempo juntos, aprenden el Evangelio, comen un refrigero y se divierten.
Sociedad de Socorro
Aunque quizás nunca hayas oído hablar de ella, la Sociedad de Socorro es la organización de mujeres más grande del mundo. Es una hermandad dedicada a ayudar a los necesitados, edificar la fe y fortalecer a las familias. Ellas llevan a cabo diversas actividades sociales y de servicio a lo largo del año. ¡Únete a nosotras!