Principios del Evangelio
Los principios básicos del Evangelio son fe, arrepentimiento, bautismo y recepción del Espíritu Santo.
Fe
La fe es el primer principio del Evangelio Cuando tienes fe, crees en algo que no puedes ver, pero que sabes que está ahí. Tal como sabes que cada mañana saldrá el sol, puedes saber también que Dios es real.
La fe se construye al poner a prueba las promesas de Dios y ver las bendiciones. Por ejemplo, Dios ha prometido que dará respuesta a nuestras oraciones. Debemos orar antes de poder ver las bendiciones. El Libro de Mormón compara la fe con una semilla. Hemos de sembrar la fe en nuestro corazón, y esta comenzará a crecer. Si somos pacientes y continuamos nutriendo la semilla, nuestra fe crecerá fuerte como un árbol (véase Alma 32:27–42).
Arrepentimiento
La Biblia nos enseña que Dios es amoroso y perdona a Sus hijos tantas veces como ellos lo pidan. Al arrepentirnos y cambiar, Dios nos perdona nuestros errores. A cambio, nosotros debemos seguir el ejemplo de Jesús y perdonar a los demás.
Arrepentirse no es simplemente decir “lo siento”. Comienza con un verdadero deseo de cambiar. Debes confesar tus pecados a Dios y a cualquier persona a quien hayas hecho daño, repararlo si es posible y tratar de no volver a pecar nunca más. Por supuesto, no siempre serás perfecto; pero si eres sincero en tus esfuerzos, la gracia de Jesucristo te ayudará a llegar a ser limpio de nuevo.
Bautismo
El bautismo es un convenio, o una promesa, que haces con Dios. Cuando te bautizas, prometes servirle y guardar Sus mandamientos lo mejor posible. Jesucristo enseñó: “… el que no naciere de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios” (Juan 3:5). Eso significa que el bautismo, o “nac[er] de agua”, es un requisito para llegar al cielo.
Las promesas del bautismo
“… llevar las cargas los unos de los otros para que sean ligeras” (Mosíah 18:8).
“… llorar con los que lloran; sí, y… consolar a los que necesitan de
consuelo” (Mosíah 18:9).
“.… que él derrame su Espíritu más abundantemente sobre vosotros” (Mosíah 18:10).
“… ser testigos de Dios en todo tiempo, y en todas las cosas y en todo lugar en que
estuvieseis” (Mosíah 18:9).
“… lo serviréis y guardaréis sus mandamientos” (Mosíah 18:10).
“… para que seáis redimidos por Dios, y seáis contados con los de la primera resurrección, para que tengáis vida eterna” (Mosíah 18:9).
Los bautismos en La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días se llevan a cabo por inmersión, lo cual significa que la persona es sumergida completamente bajo el agua y sacada de nuevo. La Biblia nos dice que “… después que fue bautizado, [Jesús] subió inmediatamente del agua” (Mateo 3:16). El bautismo por inmersión es un hermoso símbolo, no solo del lavamiento de los pecados, sino de la muerte, la sepultura y la resurrección. El bautismo implica el fin de tu forma de vida anterior y el nacimiento a una vida dedicada a seguir el ejemplo de Jesús.