Hay vida después de la muerte
Podemos volver a vivir con nuestros seres queridos en el cielo.
La muerte no es el final
Muchos de nosotros nos preguntamos qué sucede después de morir. Algunos creen que dejamos de existir, mientras que otros creen en un cielo y un infierno. Las Escrituras nos dicen que vivíamos antes de venir a la tierra y que, debido a que Jesús venció la muerte, seguiremos viviendo después de morir.
Conocer el plan de Dios, y que la muerte es parte de él, nos ayuda a sentir consuelo y paz. Aunque lloramos por aquellos seres queridos que hemos perdido, hay esperanza; la muerte no es el final.
Aprende sobre el plan de Dios
Antes de nacer, vivías con Dios, tu Padre Celestial. Él te conocía, te amaba y te enseñó acerca de las decisiones que te conducirían a la felicidad duradera. A ese período se le conoce como la vida preterrenal.
Dios quiso que viniéramos a la tierra para obtener un cuerpo físico. Aquí afrontamos desafíos y situaciones que nos ayudan a aprender y a crecer para poder llegar a ser más como Él.
Dios sabía que cometeríamos errores, así que escogió a Jesús para que viniera a la tierra y sufriera por nuestros pecados. El sacrificio de Jesús nos permite ser perdonados y limpios de nuestros pecados para que, algún día, podamos volver a vivir con Dios.
Aquí, en la tierra, no recordamos haber vivido con Dios. Es por ello que debemos tener fe y aprender a escoger entre el bien y el mal. La vida no es fácil, pero los tiempos difíciles nos permiten apreciar la felicidad y la paz.
Jesús sufrió y murió por nuestros pecados, pero eso no nos exime de nuestra responsabilidad: debemos aceptar a Jesús arrepintiéndonos cuando cometemos errores, siendo bautizados y guardando Sus mandamientos.
Cuando morimos, nuestro espíritu se separa de nuestro cuerpo. Nuestro espíritu va al mundo de los espíritus, un lugar de descanso y felicidad para aquellos que han tomado buenas decisiones, y un estado de infierno para aquellos que han tomado malas decisiones.
El mundo de los espíritus no es un destino ni un juicio final. De hecho, como Dios es tan amoroso y justo, a las personas en el infierno que nunca supieron acerca de Jesús se les enseña Su evangelio y se les da la oportunidad de aceptarlo.
Jesús venció la muerte para que todos podamos vivir de nuevo. Esto es lo que llamamos la Resurrección. Cuando resucitamos, nuestro espíritu y nuestro cuerpo se vuelven a unir. Nuestro cuerpo será perfecto y nunca volverá a morir.
Jesús nos juzgará por nuestros hechos y los deseos de nuestro corazón. Él será todo lo misericordioso que pueda. Debido a que los hechos y los deseos de las personas varían, el cielo incluye diferentes reinos o grados de gloria.
Nuestro Padre Celestial y Jesús viven en el reino celestial. Si vives de acuerdo con las enseñanzas de Jesús y eres limpiado de tus pecados mediante Su sacrificio, tú irás allá. Vivirás en la presencia de Dios y experimentarás un gozo duradero.
Las personas que rechacen el evangelio de Jesucristo pero lleven vidas honorables heredarán un lugar en el reino terrestre.
Aquellos que permanezcan en sus pecados y no se arrepientan recibirán un lugar en el reino telestial.
¿Qué pasa cuando morimos?
Cuando morimos, nuestro espíritu se separa de nuestro cuerpo. Aunque nuestro cuerpo muere, nuestro espíritu, que es la esencia de quienes somos, continúa viviendo. Nuestro espíritu va al mundo de los espíritus, que se divide en el paraíso espiritual y la prisión espiritual. Para esos espíritus que vivieron vidas rectas, el paraíso es un lugar de reposo. Los miembros de la familia que fallecieron antes que nosotros estarán ahí esperándonos.